LA UNIÓ denuncia que Turquía acaparó durante el primer trimestre del año el 60% de las alertas europeas por uso o exceso de algunos pesticidas no autorizados en la Unión Europea

LA UNIO - 06 Apr, 2022

Carles Peris, secretario general de LA UNIÓ, señala que las exportaciones turcas “tienen barra libre y pide que se aumenten los controles o se suspendan hasta que se garantice la seguridad alimentaria”

Los datos del primer trimestre del año del Sistema europeo de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF) revelan que Turquía sigue acaparando con el 60% del total los rechazos en frutas y hortalizas por contener materias activas no autorizadas en la UE o por observar Límites Máximos de Residuos (LMR) superiores a los autorizados en el ámbito comunitario, según denuncia LA UNIÓ de Llauradors.

Turquía tuvo en el primer trimestre 180 alertas por 298 de todos los países de los que se importan frutas y hortalizas. Marzo además prosigue la escalada ascendente de los rechazos de las importaciones turcas. Si en febrero se dieron 45 interceptaciones, durante el pasado mes la cifra ya ascendió a 74.  En esas importaciones hortofrutícolas de Turquía, el producto en el que en más ocasiones se ha encontrado un uso y abuso de pesticidas no autorizados durante este primer trimestre son los cítricos, con 108 interceptaciones. En cuanto a sustancias gran parte son por la presencia de Metil Clorpirifos o Clorpirifos, materias activas como se sabe prohibidas en territorio europeo.

Carles Peris, secretario general de LA UNIÓ de Llauradors, señala que “los datos son realmente escandalosos y ponen de manifiesto que la barra libre que hay en Turquía debe acabarse y se deberían suspender las importaciones hasta realizar una auditoría exhaustiva”.

En este sentido, ya a principio de marzo LA UNIÓ pidió a la Comisión Europea y al Gobierno de España el cierre de las importaciones de frutas y hortalizas procedentes de Turquía a través de sendos escritos dirigidos a la DG Sante, responsable de las políticas de la UE sobre salud y seguridad alimentaria, y a la Dirección General de Sanidad de Producción Agraria del Ministerio de Agricultura.

Cabe señalar que después de las reiteradas denuncias ante las numerosas alertas sanitarias que estaba detectando el RASFF, la Comisión Europea incrementó en noviembre la frecuencia de los controles a las importaciones turcas. Concretamente, subió al 20% la frecuencia de los controles a realizar en naranjas, mandarinas, clementinas, wilkings e híbridos similares de cítricos y en los limones, así como en pimiento y granadas procedentes de Turquía. También se aumentaron los controles a otros productos como las avellanas hasta el 20%, o los pistachos y las hojas de parra hasta el 50%. Por su parte, los pomelos, a pesar de las alertas, no entraron en ese aumento de frecuencia de controles.

Pasado este tiempo ya se ve que las medidas no han funcionado y que los resultados son cada vez peores. Por ello LA UNIÓ solicita un aumento de la frecuencia de los controles físicos y de identidad hasta el 50% para todas las frutas y hortalizas turcas y poner así mismo fin a la asimetría arancelaria, ya que mientras Turquía exporta a la UE con un arancel del 20%, a España se le aplica el 54% para exportar a Turquía. Otro aspecto que plantea es la suspensión automática de importaciones procedentes de países que no tengan ratificado el Convenio del Consejo Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia de género, como es el caso de Turquía.

Peris, secretario general de LA UNIÓ, insiste en que “es vergonzoso que la Comisión Europea no tenga un protocolo de análisis y actuación si las medidas no son efectivas como es el caso de las importaciones de Turquía, quien pese a aumentarle los controles no parece ser capaz de resolver esta situación a tenor de los datos del primer trimestre. Hay que dar por tanto pasos hacia adelante porque estamos claramente en una situación de discriminación y competencia desleal y permitiendo que el consumidor europeo compre frutas y hortalizas con estándares de producción más bajos que los exigidos a los productos europeos, siendo una evidente irresponsabilidad”.