
LA UNIÓ pide a Generalitat y Delegación del Gobierno que se investiguen las quemas incontroladas de paja de arroz de la pasada semana en Cullera

Los productores, que no son los autores de las mismas, muestran su indignación y quieren que se llegue hasta las personas responsables de estas quemas
LA UNIÓ de Llauradors solicita a la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Climática y a la Delegación del Gobierno que investiguen las quemas incontroladas y no autorizadas de paja de arroz de la pasada semana en la localidad de Cullera y que establezcan las sanciones oportunas a las personas responsables de las mismas.
Los arroceros que trabajan tierras en Cullera están muy preocupados por los hechos ocurridos en sus campos próximos a la montaña de esta localidad de la Ribera Baixa y ya están presentando denuncias a título individual. Concretamente, el martes 13 de octubre, una vez acabada la siega, se iniciaron de repente y sin control las quemas de los campos de arroz. Además, durante unos días el fuego fue por libre y sin ningún control con unas condiciones de fuerte viento de poniente quemando todos los campos a su paso y llegando, incluso, en la propia montaña de Cullera por varios lugares. Los agricultores, totalmente alarmados, avisaron a las autoridades y pidieron personalmente a las personas que efectúaban las quemas que las dejaran de hacer.
Los hechos denunciados son todo lo contrario de una quema regulada -como la que apuesta LA UNIÓ- y controlada en todo momento por la Conselleria de Agricultura, y encima pone en peligro el cobro de las ayudas agroambientales por parte de los arroceros. “La situación es muy grave y pensamos que los hechos tienen que ser investigados por la Generalitat, hasta el punto de llegar a las personas responsables”, afirma Enric Bellido, responsable del sector del arroz de LA UNIÓ.
El problema es que “llueve sobre mojado” y no es la primera vez que ocurren estos hechos. Todo hace sospechar que obedece a las prisas para ser el primer coto de caza en quemar, cerrar e inundar. Bellido aboga para “regular la convivencia entre los propietarios de tierras y aquellas terceras personas que ocupan nuestros campos. La actividad cinegética debería de estar sometida a la total finalización de la temporada arrocera sino, los agricultores, cada vez más profesionales, acabarán por poner fin a estas prácticas que en nada nos benefician”.